lunes, 28 de septiembre de 2009

Macroenconomía argentina

Eduardo lanzó dos anuncios parroquiales con varios libros, incluyendo revistas y ediciones para el verano (playa, montaña y/o río, se ve que para el invierno en la nieve no viene bien).

Dentro de las recomendaciones de la primera clase, está Macroenconomía argentina, del que busqué algo en Cúspide Libros para poner aquí. Guillermo Calvo escribió:

"Este libro representa un aporte importantísimo a la enseñanza de la economía en la Argentina, dado que establece una conexión muy estrecha entre los conceptos básicos de la macroeconomía y las características particulares, y a veces peculiares, de nuestro país. El estudiante va a sentir desde el primer momento que entiende mejor y más profundamente la realidad económica que lo rodea; romper así la barrera entre teoría y práctica que enfrenta cuando se educa con textos producidos fuera del país. Debería ser lectura obligatoria en todos los cursos de macroeconomía que se dicten en la Argentina".

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Conspiración de las Mujeres Hermosas

Un cuento de un libro de Dolina, Crónicas del Ángel Gris, para ver que hay que intentar, hay que forjar ese destino. Hoy, en una reunión de trabajo, se dijo que todo lo que nos pasa, o lo promovemos, o lo creamos, o lo aceptamos. Da para reflexionar.

Acá les transcribo el cuento:

Cuando Jorge Allen, el poeta, se cruzaba con alguna mujer hermosa, caía en el más hondo desasosiego. Esta muchacha no será para mí, pensaba mientras la veía doblar para siempre la esquina. Es que cada mujer que pasa frente a uno sin detenerse es una historia de amor que no se concretará nunca. Y ya se sabe que los hombres de corazón sueñan con vivir todas las vidas.

En ocasiones especiales, Allen usurpaba el tranco de las mas buenas mozas para decirles algo.

-Vea: si no me conoce, no podrá usted darse el lujo de olvidarme.

Pero casi siempre ocurría lo mismo. Las pibas de Flores no mostraban el menor interés en olvidar o recordar al poeta. Cabe ahora mismo salir al paso de la suspicacia general, aclarando que Allen era un joven de grata y recia figura. Además era muy versado en amorosas cuestiones. En verdad, casi no se ocupaba de otra cosa.

Una tarde, envenenado por la fría mirada de una morocha en la calle Bacacay, el hombre tuvo una inspiración: sospecho que la indiferencia de las hembras más notables no era casual. Adivino una intención común en
todas ellas. Y decidió que tenía que existir una conjura , una conspiración. El la llamó La conspiración de las Mujeres Hermosas.

Allen nunca fue un sujeto de pensamientos ordenados. Pero su idea interesó muchísimo a las personas más reflexivas del barrio de Flores. El primer fruto que se recuerda de estas inquietudes fue la memorable conferencia en el cine San Martín pronunciada por el polígrafo Manuel Mandeb. Su titulo fue "De las mujeres mejor no hay que hablar" vale la pena transcribir algunos párrafos conservados en la dudosa memoria de supuestos asistentes.

"Nadie puede negar el poder diabólico de la belleza. Se trata en realidad de una fuerza mucho más irresistible que la del dinero o la prepotencia. Cualquiera puede despreciar a quien lo sojuzga mediante el soborno o el temor. Por el contrario uno no tiene más remedio que amar a quien le impone humillaciones en virtud de su encanto. Y esta es una trágica paradoja".

"Las mujeres hermosas de este barrio conocen perfectamente la calidad de sus armas y las utilizan con el único fin de provocar el sufrimiento de los hombres sensibles. Ostentan su belleza y sin embargo no permiten que
uno la disfrute. Cuentan dinero delante de los pobres. Esta perversa conducta no puede ser inconsciente. Obedece, sin duda a un plan minuciosamente pensado".

"Cada vez que me acerco a una señorita para presentarle mi respeto, no recibo otra cosa que gestos de desagrado, gambetas ampulosas y aún amenazas de escándalo. Ya no se puede ceder el paso a una dama sin que se sospeche que está por permitido perpetrarse una violación."

Desde la cuarta fila, un grupo de colegialas le retrucó al conferenciante, llamando su atención acerca del comportamiento de los conductores de camionetas. Opinaban las niñas que estos profesionales, más que requerirlas de amores parecían proponerse insultarlas. Este que escribe opina que la objeción es interesante. Con toda frecuencia se ven por las calles individuos que lejos de postularse como admiradores de las señoritas que se les cruzan, proceden a agraviarlas con frases puercas.

Aquí surge un tema polémico. ¿En qué consiste el piropo? ¿Cuál es su objeto y esencia? Algunos sostienen que se trata de un genero artístico: Un hombre ve a una mujer, se inspira y suelta párrafos. No existe la esperanza de una recompensa, basta con la satisfacción de haber cumplido con los duendes interiores. Si este es el criterio correcto, la actitud de los conductores de camionetas es perfectamente comprensible. Tal vez quepan reparos de índole académica. Se puede opinar que es artísticamente superior un madrigal que un manotazo, pero ambas expresiones se encuadran rigurosamente en la definición que se ha sugerido anteriormente.

Otra corriente -menos desinteresada- piensa que todo piropo manifiesta la intención de comenzar un romance. Vale decir que se espera de la dama que lo recibe una respuesta alentadora. Difícil será -por cierto- que alguien obtenga una sonrisa a cambio de una grosería. El asunto es apasionante y fue desarrollado por el propio Mandeb, mucho después, en un libro que se llamó "La objeción de las colegialas", título que despertó un equivocado entusiasmo entre los conductores de camionetas.

Pero volvamos a la conferencia. Manuel Mandeb presentó durante su exposición a un italiano y a un brasilero, quienes -dificultosamente- expresaron que, en sus países, los idilios se concertaban en forma rápida entre personas desconocidas y que muchas veces bastaba con leves gestos para entenderse bien. Curiosamente, el propio conferencista desautorizó a sus invitados.

"Está muy bien reclamar la tolerancia de las señoritas. Pero todo amorío debe presentar una cantidad razonable de escollos. Para serles franco, no quisiera saber nada con una mujer capaz de entreverarse en dos minutos
con un tipo como yo".

La conferencia terminó en un tumulto. Varias conspiradoras asistentes empezaron a quejarse de recibir propuestas indecorosas de los caballeros vecinos. Probablemente se trataba de conductores de camionetas. Los Refutadores de Leyendas hicieron oír su voz algunos días más tarde. En una de sus habituales reuniones manifestaron que no creían en la posibilidad de la conspiración. El argumento de los racionalistas merece consideración: según ellos las mujeres hermosas se odian entre si y es inconcebible cualquier tipo de acuerdo. Declararon también que es falso que esta estirpe no haga caso de los hombres: todos los días uno ve hermosas
muchachas acompañadas por algún señor.

Ya en el colmo de la locura, los Hombres Sensibles contestaron que allí estaba el punto: el señor que acompaña a las mujeres hermosas es siempre otro y esto provoca aún más tristeza que cuando uno las ve solas. No sería extraño que estas damas y sus acompañantes no fueran sino incubos y súcubo que recorren el mundo para der dique a las almas sencillas.

Ives Castagnino, el músico de Palermo, razonaba de este modo: si el propósito de las mujeres terribles es hacer sufrir a los hombres, tienen dos maneras de lograrlo:

1) No viviendo un romance con ellos.
2) Viviéndolo.

Según parece, al músico lo aterrorizaba mucho más la segunda posibilidad.

Como puede suponerse, las mujeres hermosas consultadas negaron siempre la existencia de la conjura. De cualquier modo, hay que reconocer que la encuesta no fue demasiado amplia. En primer lugar, las señoritas
entrevistadas desconfiaban de los encuestadores y pensaban -con toda razón- que trataban de seducirlas. Y por otra parte resulta una verdadera ingenuidad que, quienes son capaces de una gesta tan oscura, se presten a revelar el secreto precisamente a sus vícctimas.

Como suele ocurrir en estos casos, el tema de discusión se bifurcó innumerables veces y tomó el rumbo de los tomates. Hubo quienes pidieron que se aclararan los límites de la hermosura para saber cabalmente quiénes eran las mujeres que alcanzaban esa categoría. La cuestión es ardua, como todo juicio estético. Se pueden tener en cuenta -quizás- algunos indicios. Se dice que si una dama es muy linda, las demás la tendrán por tonta. Pero no puede tomarse este lugar común como precepto, pues es cosa evidente que existen mujeres que, siendo tontas, son al mismo tiempo feas. Inclusive hay gente que sostiene haber conocido señoritas hermosas e inteligentes, lo cual para mi gusto es demasiado.

El asunto se torna todavía más complejo a causa de la acción de los Agrandadores de Loros, unos caballeros más bien babosos que con halagos y falsedades consiguen que ciertos bagayos se crean la reina del corso.
Así, los hombres de corazón llegan a padecer la violencia de verse rechazados por damas que jamás pensaron seducir. La tarea de los Agrandadores ha ido muy lejos y ha llegado incluso a las tapas de las revistas y avisos
de publicidad, donde se proponen a la admiración de la gente de toda clase de pescados con disfraz de Colombina.

Pero los Hombres Sensibles siempre supieron cuando se hallaban ante la presencia de una mujer hermosa. Sentían lo que Mandeb describía como una patada en el corazón. Y no se equivocaban nunca. A decir verdad, jamás se alcanzaron a reunir pruebas convincentes sobre la existencia de la conspiración. Pero sus efectos se siguieron padeciendo.

Pese a todo, Allen, Mandeb y todos sus amigos siguieron recorriendo las esquinas haciendo fuerza para creer que detrás de alguna puerta iba a aparecer la mujer que les salvaría la vida. Por suerte para los muchachos, hubo siempre entre las dilas conjuradas algunas Traidoras Adorables. Naturalmente toda traición tiene su precio y muchas veces la exigencia era el amor eterno. Los Hombres de Flores pagaban una y otra vez este arancel.

La denuncia de Jorge Allen ya ha sido olvidada en el barrio del Angel Gris. Pero aunque nadie converse sobre el asunto, basta con asomarse a la puerta para comprobar que las cosas siguen como entonces.

Allí están las mujeres hermosas en Flores y en toda la ciudad, gritando con sus miradas de hielo que no están en nuestro futuro ni en nuestro pasado. Allí esta la abominable secta de las Chicas con Novio, poniéndonos
ante la espantosa verdad de que siempre hay un hombre mejor que uno. El camino para derrotar a esta muralla es largo y penoso, pero seguirlo es deber de los criollos arremetedores.

No hay más remedio que quererlas a pesar de todo. Y mas todavía, tratar de que a uno lo quieran. Esta segunda labor es especialmente complicada y puede llevar la vida eterna. Consiste -por ejemplo- en ser bueno,
aprender a tocar el piano, convertirse en héroe o en santo, estudiar las ciencias, comprarse una tricota nueva, lavarse los dientes, ser considerado y tierno y renunciar a los empleos nacionales.

Una vez hecho todo esto, ya puede el hombre enamorado, pararse en la calle y esperar el paso de la primera mujer hermosa para decirle bien fuerte:

-He sufrido mucho nada más que para saber su nombre.

Seguramente, la tipa fingirá no haber oído, mirará al horizonte y seguirá su camino.

Pero será injusto.

martes, 15 de septiembre de 2009

Zoom

Este libro lo mencionó José Uribe cuando mostró la imagen del copete del gallo, cuando algunos vieron (vimos) una parte de una estrella de mar. Fue un claro ejemplo de aplicación de nuestro modelos mentales biológicos y de lenguaje, matizados por algo de soberbia y negación. Vimos lo que podíamos reconocer de algún rótulo anterior y la realidad debía ser lo que estábamos viendo, negando otras percepciones (igualmente) válidas.

El nombre del libro es: Zoom, de Banyai Istvan y alguien lo describe así: A la manera de Las mil y una noches, en donde un cuento se inserta en otro cuento, Istvan Banyai convierte la imagen en un relato en el que todo puede suceder y prolongar a límites infinitos el placer de mirar y descubrir. Cada vuelta de página implica una sorpresa, cada página es una historia que no se acaba.

Re-zoom: en otra aventura visual el autor nos conducirá por países y escenarios insospechados. El punto de partida será en esta ocasión un jeroglífico egipcio, que nos mostrará que todo es según el tamaño de la lente con que se mire.

Adjunto un video con la secuencia completa que comenzamos a ver en clase, desde la estrella de mar hasta el minúsculo punto que somos.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Blink

En este libro revolucionario, el periodista estadounidense Malcolm Gladwell nos explica cómo pensamos sin pensar, de dónde proceden las decisiones que parece que tomamos en dos segundos, pero que no son tan simples como aparentan.

¿Por qué algunas personas son brillantes tomando decisiones y otras son torpes una y otra vez? ¿Por qué algunos siguen su instinto y triunfan, mientras que otros acaban siempre dando un paso en falso? ¿Cuál es el funcionamiento real del cerebro en el trabajo, en clase, en la cocina o en la cama? ¿Y por qué las mejores decisiones suelen ser las más difíciles de explicar?

Gladwell nos presenta a un psicólogo que ha aprendido a predecir si un matrimonio puede durar con sólo observarles unos minutos; a un entrenador de tenis que sabe cuándo un jugador hará doble falta antes incluso de que la raqueta toque la bola; a un experto en antigüedades que reconoce una falsificación de un solo vistazo. Este libro revela que quienes son buenos tomando decisiones no son aquellos que procesan más información o que dedican más tiempo a deliberar, sino aquellos que han perfeccionado el arte de hilar fino, de extraer los pocos factores que realmente importan a partir de una cantidad desmesurada de variables.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Pensamiento Lateral

El libro “Pensamiento Lateral” de Edward DeBono se basa, fundamentalmente, en usar una parte del cerebro que no utiliza la lógica. El autor la define como un pensamiento creativo. Muchas personas estructuradas consideran que el pensamiento lógico es fundamental para tomar buenas decisiones, sin embargo otras personas piensan que el pensamiento creativo es lo que realmente hace comparar alternativas y tomar la mejor decisión, que no siempre es la decisión más lógica.

Si bien es un libro chico y fácil de leer (como la mayoría de los de Edward DeBono), no es para leerlo rápido. Yo lo leí en varias semanas, porque tiene ejercicios prácticos que, justamente, el objetivo es modificar la forma de pensar, y obviamente esto no se aprende leyendo un libro, sino intentando incorporar creatividad en cosas que uno no suele usarla.

Si lo leen, después me cuentan qué les pareció.

Un abrazo

Marcelo.